Ubicación: C/ General Elio, 4
Valencia (Valencia/València)
España
Código Postal: 46010
Teléfono: 623323453
Horario: Cierra lunes y martes, y las noches de los domingos.
Menciones:
Tipo de cocina: De mercado
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Web: https://grupodistrito.com/
Precio estimado: 50,00€
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Pequeño restaurante ubicado en la zona de Pla del Real, frente a los jardines de Viveros, a pocos metros de la Alameda.
Distrito… cualquier valenciano ya de cierta edad sonreirá con solo escuchar este nombre, y es porque toma su nombre de la discoteca que ocupaba buena parte de la manzana donde ahora está este restaurante. Distrito restaurante toma su nombre de la legendaria discoteca Distrito 10, la mejor, dicen, que ha habido en Valencia, y una de las mejores del panorama nacional durante el tiempo que lo petó, casi todos los 80 y principios de los 90.
El local es chiquito, pero bien aprovechado, y con una atmósfera que me encanta. Con el poco espacio del que disponen, aún les da para tener una barra de servicio, dos pequeñas barras pegadas a dos de los laterales, una gran barra (o mesa alta corrida, si prefieres) en el centro, y una zona de mesas estándar en el lateral más largo. Mucha, mucha luz, esa luz valenciana que enamora, que entra a través de las dos grandes cristaleras que ocupan de arriba abajo dos de los laterales. Además tiene una agradable terraza, parte de la cual da a una zona peatonal ajardinada.
Yo, siempre a la barra central, esa barra de madera de calidad, y de pie, apartando la banqueta. Y tira millas.
Lo tengo muy cerquita de mi trabajo, por lo que he ido en numerosas ocasiones, cuando me quiero dar un caprichín y salirme de la rutina. La parroquia que congrega es de lo más diversa en cuanto a edad, puedes perfectamente ver en una mesa a tres treintañeros, y en la de al lado, tres ochentones. Pero tienen algo en común, y no es otra cosa que el nivel socioeconómico, alto. Distrito no es barato, y el producto que trabajan, tampoco, uniendo las dos cosas da como resultado un ticket medio alto.
Siendo Valencia, a mi juicio, una ciudad privilegiada en lo que a restauración se refiere, por su gran y variada oferta y feliz RCP, quizás este tipo de restaurante como Distrito, es el que más cuesta encontrar, aquel basado en producto de alta gama y cocina de rabioso mercado, con exquisita y depurada elaboración, entorno desenfadado pero muy cuidado, y servicio top oriundo de la zona, con muchas tablas y alternando perfectamente la cortesía y distancia debida con la camaradería, e incluso guasa, en función de lo que entienden que pide el cliente.
La oferta la conforma el “fuera de carta”, en el que tenemos lo comentado (marisco y pescado de lonja, hongos frescos, verdura de temporada), y la carta en sí, en la que encontramos las típicas referencias valencianas, los pescados y cefalópodos de playa o de roca, buenas carnes y pescados de profundidad.
He probado muchas cosas aquí, todas ellas excelentes, fruto de la combinación del buen producto y la sabia mano en cocina, en la que hay mucho criterio. Todas excelentes decía, excepto el steak tartar, que lo dejo en notable, aunque la carne es de primerísima calidad, a la elaboración le falta ligazón y punch para alcanzar el sobresaliente alto e incluso algún cum laude del resto.
Así, por mencionar los platillos que más me gustan, las bravas son una auténtica locura, con la textura sencillamente perfecta, empimentonadas con mesura, y con un suave alioli de morirse; el ajoarriero, cremoso cual pomada a la par que sólido, de los mejores que he probado en Valencia, casi al nivel del de Javi Aznar en mi añorado O’Donnell; la sepia con mahonesa, grande, del nivel de Aragón 58; las croquetas, tanto las de jamón como las de rabo, académicas, con la bechamel y el rebozado excelso; qué decir de la ensaladilla rusa, con ventresca, que para mí le sobra visto lo rica que está la ensaladilla, con la consistencia adecuada, la patata como tiene que estar, la mahonesa de manual y con la cantidad precisa; algo que pido 9 de cada 10 veces que voy, es lo que ellos llaman sepionet plancha, que en realidad es una sepia de ración, una “enterita”, ese dulzor crujiente envuelto en salsa Mery es adictivo, vaya género, si la he pedido 15 veces, las 15 de 10, qué regularidad en el proveedor y en la cocina; y dejo para el final su especialidad, el guiso de rabo de toro, que venga un buen cocinero cordobés y los ponemos a pelear, uahhhh, no sé quién ganaría, es un plato que pediría todos los días, pero lo hago en contadísimas ocasiones porque hay que trabajar luego y la ración es brutal (por cierto, en el rabo, no, va el corte de rabo y es lógico que no se pueda dividir, pero en la mayoría de platos tienen el detalle de dejarte pedir medias raciones).
La carta de vinos es apañada, pero ni de lejos está al nivel de la culinaria, y el trato del mismo, correcto. Por copas siempre tienen tres tintos, un par de blancos y otros tantos de espumosos, yo siempre me decanto por esta opción, pues suelo ir sólo, y los tiene a perfecta temperatura y conservación.
Pues oye, aunque ese local parecía maldito (en los 10 años que llevo trabajando por allí, es el cuarto restaurante que abren, tras fracasar los tres anteriores), en este caso la propuesta está resultando exitosa. Entre semana a mediodía, que es cuando voy yo, no hay mucha gente, pero en finde, lo petan. ¡Que no pare la fiesta!
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Veo que la RCP se resiente… No había visto el precio, te he leído y, cuando te he acabado de leer y subido y lo he visto. Tu 3 en RCP me lo deja claro. Peeeeeero, la zona manda y no creo que sea de los caros del barrio, así que supongo que no es ningún disparate.
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Me has recordado la anécdota de Abraham García, en aquellos encuentros digitales de los viernes en el periódico El Mundo, en que refería la conversación en una frutería. Al hacerle notar lo excesivo del precio de las cerezas el frutero le indicó que la tienda estaba en esa zona y había que pagarlo. Abraham le espetó que a ver si resultaba que el precio de las cerezas era culpa de Manuel Becerra 8-D
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🤣
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Por cierto, Dani, tú Distrito, por tu edad, no lo llegaste a conocer, ¿no?
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No, sabía de su existencia pero no tenía edad para salir. Cerró cuando yo tendría 13-14 años.
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Ahhh, ok!
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