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No me voy a poner a haceros una nota de prensa, pero os cuento un poco para ubicarnos un poquejo.
Este local lo han abierto cuatro socios que habían coincidido en cocinas previas, entre ellas la del “Tres por Cuatro”, que en cierto modo es local hermano. Y como le tengo querencia a ese restaurante tenía especial curiosidad por conocer este otro.
Se encuentra en el lugar en el que estaba la Taberna Recreo. Local pequeño, si bien se encuentra distribuido de forma muy agradable. Espacio como para 25-30 personas, con zona de barra, mesas de 2-4 personas, zona de ventanal. Y en uno de los ventanales un churruscón de tarros con encurtidos de elaboración propia, que siempre es una declaración de intenciones visual que te da la bienvenida.
¿Y qué se come aquí? Pues no voy a decir fusión, porque ese término ya huele a naftalina de lejos; y porque tampoco me parece que lo sea. Su cocina trata de una unión de cocina española, mejicana y peruana. Unión que resulta natural, y no un intento forzado por las circunstancias. Esto es, en cualquier caso, cómo lo veo yo. Estoy seguro de que cualquiera que vaya tendrá otra visión totalmente distinta; y eso está bien.
Antes de comenzar quiero hacer mención a las personas de la sala: Reketemajos. Te cuentan, te explican, te proponen… de una forma sencilla, sin lugares comunes y frases de manual. Que incluso me preguntaron si estaba a gusto con la temperatura y la música que sonaba. Y eso es pa’quererles.
Vamos pues a lo mollar: Condumio y bebercio. Carta razonable, abarcable. De las que no abruman. Además tienen un número muy significativo de platos que pueden salir por medias raciones, aunque apetece todo. También tienen carta de vinos, más larga que la de platos. Y también, afortunadamente, tienen un número notable de vinos por copas. Todo ello me facilita infinito el decidir.
La comanda fue “de medias”; y para hacerte amena la espera llega un aperitivo de una tapenade a base de aceitunas de botija peruanas, con la intensidad muy medida, y con un sorprendente toque de frescura, junto a unos totopos. Comenzar así te predispone muy rebien.
Arranco entonces con brécol, homenaje a la taberna referida anteriormente, pues parece que era uno de los platos significados en ella. Riquísimo plato. Para comerte tres del tirón. Sigo con chupe de sapito y mejillones, con un toque de queso latino. Para repetir. Especialmente la base, el caldo, ¡ es como para tomártelo en jofaina ! De (pen)último plato unos chipirones, con una base de guiso tradicional, pero con un giro a recado y tangente a mole mejicanos. Estupendérrimo plato, pero el punto de los chipirones merece una pausa: Excepcional.
En ese punto me surgía la duda de si tomar un postre o terminar con otro plato salado. Lo comenté con ellos, que no me apetecía un postre dulce, empalagoso, y me bien recomendaron uno bien curioso: Sorbete de camote con queso latino. Oye, pues que buen final.
Es un lugar al que volver. Y este asunto feliz de buen comer, con una copa de Le Fleq Blanco (5,5 EUR), y agüita fresquita, fueronse a unos cómodos 47,5 EUR.
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Pero entonces qué es fusión para ti, Oze?
No lo pillo, yo es que no le veo nada peyorativo al término, y lo que defines “unión de cocina española, mejicana y peruana”, ya sea natural o forzada, pues para mí es fusión, no?
No te pregunto capciosa ni mazlintencionadamentre, eh? Yo sólo querer saber.
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La fusión, como etiqueta en la cocina, ya es algo muy de finales de los 90 y principios del 2000. Una palabra, y una cocina, tan bastardizada que ha perdido su significado. Llegó junto a las tostas, y estas permanecen (ay, eso también). Ya sólo le queda como reducto las notas de prensa en las que siguen escribiendo: “Un nuevo concepto en cocina fusión (…)” y de ahí pa’lante, la nada y mojar pan en lugares comunes.
No-Do ya fue. El restaurante digo, no el previo antes de la película en el cine, antes del advenimiento de Cinecito y Movie Record (y ahora estáis repitiendo en vuestra cabeza la sintonía 😜 )
¿Dónde empieza la fusión? ¿Dos ingredientes? ¿Tres platos de la carta? ¿Si pongo hierba limón y jengibre a la sopa de verdura de esta noche ya es fusión y no sopa de verdura? Si se la quito, ¿es minestrone y vuelve a ser fusión hispanoitaliana en lugar de japo-… no sé de dónde? Lo que hace David Muñoz ¿es fusión? ¿es autor? ¿es algo propio para lo que no hay etiqueta? Quizá no sea clasificable, etiquetable, pero sí podemos explicarlo; al fin y al cabo las etiquetas sirven para etiquetar la claridad, y no en la ambiguedad. Y a esa ambigüedad es a lo que ha jugado esa etiqueta desde su llegada: Todo vale.
Etiquetas claras para la claridad: Cocina andaluza, italiana, alemana, madrileña (no existe), inglesa… Bueno, nadie en su sano juicio querría ser etiquetado como cocina inglesa 😝😅
¿Cómo (no) etiquetar en la (no) claridad? Con el maravilloso don de la palabra. Con la descripción. Porque fusión es lo del núcleo en Chernobil, pero con la descripción nos podemos hacer una idea de qué se hace, cómo se hace, del contexto, de texturas, de olores, sabores, acideces y redondeces…
Cocina fusión. Nota 5. Next. vs Descripción.
Ciertamente cada vez me cuesta infinitamente más etiquetar. ¿Culler de Pau hace cocina gallega? ¿Y si abre un restaurante en Málaga? ¿Sería malagueña o gallega trasladada o fusión gallego-andaluza o…? Entonces Sant Pau, hace catalana… ¿y en Japón, también la hace catalana o es fusión? ¿O es autor? La etiqueta no vale gran cosa, y aun menos en términos que ya perdieron su contenido.
Cada vez que meto una nota de restaurante en Gaudaru. y llego a ese apartado, suelto aire mirando al techo. Me cuesta más ese apartado que escribir la nota entera. Me sobra el etiquetado, porque rara vez se ajusta a la realidad, que nunca es tan sencilla.
La cocina fusión la mató un bao en mal estado.
… iba a escribir una respuesta corta, pero como no tenía tiempo he escrito una larga 😜
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Joooodo, cualquiera te pregunta! Contigo no se puede jugar, que siempre haces daño! Jajaja
A ver, para mí, entendiéndote, puessss, sí y no.
– No todo tiene por qué pasar de moda, para mí por mucho que ese término se usara como dices hace 35 años, el hecho de que tenga esa “edad” ni me suma ni me resta, para mí sigue vigente, como lo sigue “cocina de mercado”, o “cocina de autor”, por decir algo.
– El maravilloso uso de la palabra está tanto para juntarlas como para comprimirlas, conceptualizar y sintetizar en una, ahí hay mucho arte ¡viva Quevedo!
– Qué manía tenéis los jovencitos con demonizar y huir de etiquetas… ¡ah! ¡pero no de hashtags!. A mí no me molestan, al revés, me facilitan la vida, bien usadas.
-Daviz Muñoz, sí, para mí hace cocina fusión… y de autor, ¡toma dos etiquetas! jeje
Pos eso, querido don Jose 🙂
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Si saben cómo me pongo, ¿¡ pa’qué me invitan !? 😜
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🤣🤣🤣
Es que me ha venido a la cabeza cuando éramos críos adolescentes mi hermano pequeño y yo nunca queríamos jugar con el mediano, porque el tío es que era puro nervio descontrolado, y si jugabas con él pues no sé, a hacer una peleíta o cualquier pijada de contacto físico, acabas llevándote un codazo de la hostia, un puñetazo… porque el tío no controlaba sus golpes y su nervio macho y sin querer te acaba haciendo siempre daño.
Por eso decíamos: con Pablo no jugamos porque con él no se puede jugar
🤣🤣🤣
Pero amos, no sé si está muy bien traído el ejemplo para decir lo que quería decir contigo, en plan de risas, porque desde luego la locuaz puesta en escena de tu vasto acervo cultural lo último que hace es daño 😊
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