Joaquín Schmidt



Ubicación: Carrer de la Visitació, 7
       Valencia (Valencia/València)
       España
Código Postal: 46009
Teléfono: 670750217
Horario: Cierra domingos y lunes
Menciones:
Tipo de cocina: De autor
Te puede interesar:
Web: https://joaquinschmidt.com/
Precio estimado: 50,00€

Valoración media :  
5 stars   0
4 stars   2
3 stars   0
2 stars   0
1 stars   0
4 estrellas de 2 Valoraciones
Cocina 4 4
Servicio 5 5
Local 5 5
Servicio del vino 4 4
Relacion calidad-precio 4 4
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7 comentarios sobre “Joaquín Schmidt

  • el 27 febrero, 2022 a las 01:12
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    Escribo estas líneas sin leer la reseña que hay debajo de ésta, obra de mi amigo y socio Dani Cervera. Pese a lo mucho que me interesa, no la leo para que no me mediatice dado la gran estima en la que tengo su contrastado criterio. Por supuesto que la leeré, de hecho, lo haré inmediatamente después de finalizar la mía, algo que os aconsejo a todos. Me atrevo a decir que me no creo que difiramos mucho, dadas las impresiones que compartimos en esa entrañable cena.

    Conozco a Joaquín Schmidt hace muchos años, no sé, como 15. Es un viejo rockero, una rock&roll star incombustible que se ha reinventado con el paso de los años sin perder un ápice su esencia. He ido tres veces contando esta, una al principio de los tiempos y otra hace unos años. Por tanto, tengo el privilegio de haber sido testigo de inicio, de su evolución, y de su estado actual.

    La primera vez que fui no llevaba mucho abierto, y recuerdo vivamente el impacto que me produjo, era una propuesta sumamente original y singular. Ese cartel warholiano, santo y seña de la casa, con la gallina blanca sobre el fondo amarillo y las letras en rojo tipo Avecrem… esos vinilos a modo de bajo platos, esa sensación de comer en casa de alguien y no en un restaurante, esos peta-zetas, ese icónico aperitivo en la copa de cocktail, esa música de fondo envolvente, esa cálida e intimista iluminación…

    Esta última visita ha sido flasheante pero a la inversa. Se ha convertido en un clásico, fiel a sus principios, pero… sigue siendo vanguardia, no me preguntéis cómo.

    Ahora no es que sea una sensación lo de comer en una casa en lugar de en un restaurante, ahora es que es una realidad. Ahora no comes en el restaurante Joaquín Schmidt, ahora comes en casa de Joaquín Schmidt: solo coge una o la lo sumo dos mesas, no hay más personal que él en la empresa, no tiene cocineros ni camareros (él se lo guisa, él lo sirve, y nosotros nos lo comemos). La parte más cercana a la entrada es como el salón de su casa, y cuando acabas de cenar él se sienta discretamente en un escritorio que tiene al fondo pero cerca, y se pone a leer o a mirar el ordenador. Se podría pensar que es invasivo, es un tipo con mucha fuerza, personalidad y presencia, y seguro que puede llegar a serlo, incluso intrusivo, pero a mí no me lo pareció. Eso sí, cuando sale con un plato, le importa tres pepinos si estás hablando o no, él te lo canta cuando le place y punto.

    Decía que su cocina tenía, y de algún modo tiene, algo de vanguardista, pero vanguardia entendida al uso Warhol, como el cartel, mezclando elementos clásicos con modernos, haciendo de unas patatas fritas de bolsa un ingrediente principal de un plato, por ejemplo, o un caldo de gallina, o una gelatina de Yzaguirre. En su cocina, que no ha cambiado apenas, están muy presentes los cítricos, las pimientas. En su cocina, que no ha cambiado mucho, están muy presentes los contrastes, las mezclas de productos heterogéneos que logra complementar, los juegos, las adivinanzas. En su cocina, que no ha cambiado mucho… hay algo de nostálgico.

    Qué a gusto estuvimos, con qué buenas sensaciones salimos.

    Valoración media 4 4
    Cocina 3 3
    Servicio 4 4
    Local 4 4
    Servicio del vino 4 4
    Relacion calidad-precio 4 4

    • el 27 febrero, 2022 a las 09:15
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      Pues para no leerme casi hemos hecho hincapié en lo mismo, normal, por otro lado, puesto que este restaurante tiene esa magia especial.

      Una excelente experiencia.

      • el 27 febrero, 2022 a las 09:23
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        Síii! Hemos coincido en el “conzeto”, aunque tu reseña es muy superior a la mía, y no es falsa modestia.

        Concepto… y palabras comunes: casa, nostalgia, intrusivo, vinilos, vanguardia, gallo, esencia, música…

        Tenemos que volver juntos en un par de años, a ver cómo nos recibe, qué nos da de comer, cómo, y qué tiene ese día en su bodega (espero para entonces no tenga ninguna depre unos días antes de la visita jejeje)

  • el 26 febrero, 2022 a las 12:28
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    ¿Qué fue de Joaquín Schmidt? ¡Cuántas veces me han preguntado esto a lo largo de todos estos años! Yo mismo me lo he preguntado en varias ocasiones, pero la pregunta es incorrecta. ¿Qué ha sido de todos vosotros? ¿Por qué no habéis vuelto a casa de Joaquín? Porque, ¿sabéis una cosa? Joaquín Schmidt está en el mismo sitio que estaba y sigue en plena forma.

    Mis recuerdos de este restaurante están llenos de la nostalgia del pasado, de empezar a descubrir la gastronomía con veintipocos años, de gastarme todo lo que tenía en ir a cenar a restaurantes emblemáticos y tener que ahorrar para poder volver a salir, de noches mágicas en las que soñabas con lo que había pasado en torno a una mesa, con esos magos que eran los cocineros. Recuerdo de este restaurante en concreto el jazz de fondo, los vinilos sobre la mesa, la bienvenida del anfitrión, los reservados, la casa llena hasta los topes y el juego de saber qué has comido. Hablo de los 90, de la época de Óscar Torrijos, del Ángel Azul, de La Sucursal en el IVAM, de esa cocina de vanguardia que ahora nos parece ya clásica.

    Mi filosofía es cocinar cada día para 30 amigos. Y esa sigue siendo su filosofía, ahora incluso más acentuada, 30 años después, porque el famoso restaurante del gallo del Artcrem se ha quedado con un solo inquilino, ahora más que nunca se va a casa de Joaquín Schmidt. Él te abre la puerta, él te siente, te explica la música que está sonando y te invita a sentarte a cenar lo que a él le da la real gana. Siempre ha sido así y así continúa. Cocinero, camarero y excelente anfitrión, hoy, el señor de apellido impronunciable, está pletórico, tiene un humor socarrón y una excelente conversación, nada intrusiva, en la que te explica su historia (si se la pides) y la historia de todos sus platos e ingrdientes. Aquí tiene el aceite, el pan y los vinos de sus amigos, a quienes cita con nombre y apellido y a los que, se percibe, admira.

    El local sigue siendo el mismo de siempre, la tan manida pátina del tiempo ha imprimido en él un carácter especial, una personalidad. Las obras de arte, los recuerdos, los cachivaches que ha ido colocando durante décadas por los rincones de su casa hacen más transparente a este insigne cocinero que, ya de vuelta de todo, se muestra tal cual es, sin pelos en la lengua ni velos en el alma.

    Contarte qué cenamos, tal vez sea arruinarte la cena, tal vez no, porque aquí la experiencia es el conjunto, pero prefiero ponerte algunas fotos y dejarte la sorpresa por si visitas el restaurante. Lo que sí te diré es que la cocina de Joaquín Schmidt no ha perdido la esencia de lo que siempre ha sido, la frescura de la sencillez, de los productos que ya conoces tratados con mimo. ¿Se burla Joaquín de ti cuando te hace untar unas pipas peladas en una tosta con paté de aceitunas negras y se te pone cara de estar probando un gran manjar? Tal vez solo te enseña el encanto de las cosas sencillas o simplemente hace lo que le viene en gana y disfrutas de su genialidad. Pero eso es filosofía y la dejaremos para otro apartado. Se sigue percibiendo la creatividad, el punto gamberro de jugar con las texturas y darle la vuelta los platos, al aperitivo, a una simple ensalada o al postre.

    La carta de vinos es la bodega personal de Joaquín. ¿Qué quieres, un blanco, un tinto, un espumoso? Pues eso es lo que tiene y lo que vas a beber, y no me parece mal, cuando uno va a casa de un amigo se deja hacer y disfruta.

    Valoración media 4 4
    Cocina 4 4
    Servicio 5 5
    Local 5 5
    Servicio del vino 3 3
    Relacion calidad-precio 4 4

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