Alma de Temple



Ubicación: Carrer de l'Almirall, 14
       Valencia (Valencia/València)
       España
Código Postal: 46003
Teléfono: 963155287
Horario: Cierra lunes y martes
Menciones:
Tipo de cocina: Actualizada
Te puede interesar: Con encanto
Web: https://www.almadeltemple.com/
Precio estimado: 0,00€

Valoración media :  
5 stars   0
4 stars   0
3 stars   0
2 stars   1
1 stars   0
2 estrellas de 1 Valoraciones
Cocina 4 4
Servicio 1 1
Local 5 5
Servicio del vino 1 1
Relacion calidad-precio 1 1
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3 comentarios sobre “Alma de Temple

  • el 28 noviembre, 2021 a las 20:22
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    Restaurante que ocupa el lugar del mítico Arrop cuando estaba en los bajos del Hotel. Vaya por delante que he ido reseteando total y absolutamente mis experiencias vividas en ese local cuando lo llevaba Ricard Camarena. Y menos mal… Por partes:

    Comida buena y en algunos platos muy buena. Esa sepia bruta con foie o las alcachofas son sobresalientes. Esa corvina o ese salmonete denotan una técnica alta en la mano de la cocinera. Los platos de carta son originales y con un potencial muy, muy fuerte para hacer grandes cosas. Hasta ahí notable alto y, en algunos casos sobresaliente. Pero se vislumbran matriculas de honor.

    Si nos quedamos con lo anterior, restaurante para volver a menudo y recomendar siempre.

    Pero… pero… un restaurante no es solamente comida. Hay muchas cosa más: marco (aquí lo tiene de sobra ) y… servicio (eso si que no lo tiene).

    Empezamos… Cervezas mientras miramos la carta QR . Solo Alhambra y de barril. Lo de roja, verde o amarilla lo dejamos para otro día. Alhambra sí o sí . Y de barril. Y no hay más. No comienza bien el tema teniendo en cuanta que estamos en un restaurante que, digamos quiere ser de postín. Pero bueno… Alhambra y ya está. Tampoco el mundo se acaba aquí. Bueno, miramos (7 comensales) el enlace y optamos por comer a carta. Cuando nos toman nota, en ese momento y no antes, nos dicen que como somos mas de seis los entrantes van al centro y no pueden ser individuales. Bueno, lo podían haber advertido, pero, claro, entiendo que un restaurante de este nivel da por sentado que los que nos sentamos y pagamos ya debíamos de saber esa circunstancia. Nosotros, que somos de pueblo, sólo sabemos lo que nos explican… ¡qué le vamos a hacer!, da igual el mundo sigue sin acabarse. Remodelamos los pedidos y a otra cosa. Los segundos tienen a bien el decirnos que sí que pueden ser individuales. Ante esta gracia no sabemos ni ponernos de rodillas, dar las gracias o llorar de emoción. En ese momento se le informa al camarero encargado de la nota que uno de los comensales no puede, por razones médicas, comer pan, pero si colines o biscotes. Con amabilidad germánica nos indica que no hay colines ni biscotes, solo pan. Bueno, pues nada no hay colines ni biscotes.

    Carta de vinos. Pongo el enlace: https://www.almadeltemple.com/vinos/, así se verá que no miento. Precios descabellados. Dos ejemplos: En el Celler de Can Roca, si, si, en el Celler de Can Roca, con 3 michelines, el Tantum ergo Rosado este mes de agosto estaba a 35 euros y el Billecart Salmon Rosado a 100 euros. Digo yo que será la muralla, porque las copas ya afirmo, y con rotundidad que no son. Lo de pedir las añadas de los vinos, si eso, otro día. El supuesto sommelier no acertaba una. Bueno, el mundo no se acaba, vamos a disfrutar de la comida y ya sabemos lo que hay.

    Antes del postre pedimos tabla de quesos y… MILAGRO Y DE LOS GORDOS… aparecen con colines. Si esos colines que antes no estaban, ahora hay. Me siento emocionado… han tenido la enorme amabilidad de ir a comprar los colines (ignoro a donde) y como el milagro de los panes y de los peces ahora hay colines. Me quedo intrigado como un domingo los consiguen, pero no dejo de pensar que son unos fenómenos.

    Y llega el postre. Bueno, lo de limpiar la mesa de las migas del pan si acaso lo dejamos para otro día. Así tal vez nos sintamos más acompañados mientras degustamos tarta de queso (por cierto solo quedaba una) o el dúo de chocolate. He cometido la osadía de pedir el cortado cuando pedían la comanda de postres y, de forma germánica (cómo no) se me informa que eso después. Primero los postres (aunque yo no tome postre). Es evidente que aquí todo lleva un orden y no se puede saltar. Tengo que recordar que estoy en un restaurante de postín y aquí las normas las marcan ellos. Si es que no aprendo…

    Y llega la hora de las copas. Ingenuo de mí, se me ocurre (como buen paleto) preguntar si es posible tomar unos rones. Con gesto de perdonarme la vida me dicen que eso arriba, en el bar del hotel, bar minúsculo y al que hemos podido acceder y sentarnos con mucha suerte, ya que una familia que ha acabado mas tarde que nosotros no ha tenido sitio.

    Pues será que no estoy a la altura de un restaurante de postín (o que pretende serlo), pero he salido con pena. Con pena de cómo una sala de chirigota ha arruinado una excelente comida preparada en cocina. Pena de como el esfuerzo que se ve detrás de cada plato queda arruinado por una sala nefasta, rozando la prepotencia y sobrepasando de forma holgada la ineptitud y la falta de profesionalidad. Me pregunto qué hace esa cocinera en ese local, porque le viene pequeño por todos lados. Hay madera más que de sobra en los fogones para triunfar, pero con esta sala, lo único que se puede aspirar a sobrevivir. A ella la seguiré si cambia de restaurante, a este local no vuelvo ni loco. La muralla la vi muchas veces cuando fui con Arrop y, para mi no es escudo ni para la prepotencia ni la ineptitud.

    Como he dicho en Google, restaurante que va de Pink Floyd y, con suerte, se queda en la pachanga del barrio.

    Valoración media 2 2
    Cocina 4 4
    Servicio 1 1
    Local 5 5
    Servicio del vino 1 1
    Relacion calidad-precio 1 1

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