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¿ Cómo contaros esto estimados ? ¡ Yo comiendo estas cosas ! ¡¡ El apocalipsis !! 🤦
Planteamiento:
Hará pelín más de 25 años que no compraba cosas de estas. Recién independizado tuve un día antojo de croquetas. Y tenía mucho más antojo que conocimientos de cómo hacerlas, de modo que me pasé por el supermercado (sic) y vi unas de una marca, que no sé si sería Findus o La Cocinera o algo así. Con no sé qué de “receta de la abuela”, y en fin, las probé. Y reketenfin, que hicieron que prendiese en mi la llamarada incendiaria de aprender a hacer yo las croquetas, porque aquello era un sindiós croquetil.
En estos cinco lustros he probado bastantes (muchas, demasiadas…) croquetas industriales, aunque yo no las volviera a comprar. La vida y sus vericuetos. Y me seguía reafirmando en mi fe: Para croquetas, ¡ las mías ! Que las hago ricas del copón de Avignon.
Nudo:
… y el otro día, que paré un momento en “el supermercado patrocinador”, pasé por el pasillo de los congelados. Porque yo en este tiempo si entro en un supermercado voy haciendo eses por los pasillos que tienen congeladores. Pues eso, que iba por uno de esos pasillos y me pareció ver los de esta marca. ¿Y por qué reparé en esta marca? Pues porque recordaba este artículo https://elpais.com/gastronomia/el-comidista/2024-12-18/las-croquetas-congeladas-que-estan-mejor-que-muchas-caseras.html
Vaya, que el calor me deja el hipotálamo blandito y las eché a la bolsa, a ver qué tal estaban. 25 años después. Y por supuesto con todo el ánimo en mi de darle una zurra al producto elaborado porque ¡¡ anatema !!
Desenlace:
¿Oís ese ruido? Soy yo metiéndome la lengua por determinada parte. Porque me encantaría zurrarle a estas croquetas, pero no puedo. ¡¡ J?der, que son buenas !! ¡¡ Están buenas !! “Amos, no me jodas.” Me dije yo a mi mismo repetidas veces.
Tamaño de dos bocados si estáis entre extraños. De un bocado si sois unos tragones irredentos. Cobertura de rebozado fina y muy bien conteniendo el interior. ¿Y el interior? La leche tú, que extraordinaria sorpresa. De la escuela de las muy cremosas, punto por encima de líquido ¡ en unas croquetas de este tipo ! Pero es que además tienen tropezones, que no es ese rollo habitual de no meter tropezones porque de otro modo no hay forma de mantener la textura cremoso-líquida. Nope. Aquí sí hay tropezones. Extraordinaria textura. Y el sabor: Es que saben a jamón. De verdad que saben a jamón, de lo que es jamón, y no de esos saborizantes más falsos que un euro de madera.
Y sigues leyendo, y de conservantes lo mínimo que he visto nunca. Un par de ¿nitrito? ¿nitrato? y ya. Lees y productores locales, la leche que usan también… Pues mirad, me han parecido unas croquetas excelentes. Infinitamente por encima de todas las demás que haya podido probar. No por décimas de puntuación. Están a galaxias por delante de todas las demás.
Por otro lado, ¿las volveré a comprar? Pues no, porque yo sigo siendo activista de la cocina de/en casa. Y mis croquetas son la releche en bicicleta. Amos, me vais a comparar, mis croquetas con champiñones y queso San Simón usando grasa de pato en el roux. O las de carne de ¡ mi ! cocido usando mantequilla artesana de cabra. Pero sin duda sí las recomiendo para un salir del paso, de existir algo como “paso”. O para las almas camino del purgatorio que ni saben, ni quieren, aprender a hacer las benditas croquetas.
Nota: Ni confirmo, ni desmiento, que tengo una camiseta relativa a las croquetas.
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Hostias!
Y de Zestoa, un pueblo que adoro, en el que tengo grandes amigos y al que he ido en multitud de ocasiones!
Voy a indagar
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😶 Maemía. Si es que el mundo es tan grande que nos cabe en una croqueta 😶
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