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El Hotel Restaurante Casa Rosita es un clásico de Cambados y de la comarca. Podríamos llamarlo rancio, si tenemos en cuenta su tercera acepción en la RAE:
Dicho de una cosa: Antigua o de larga tradición.
Si somos muy críticos, también podría tener algo de la cuarta:
Anticuado o propio de épocas pasadas.
El restaurante, que también es hotel, parece estar preparado para bodas, comuniones y otros grandes eventos. Dispone de amplios salones, elegante o más bien elegantoso. Y quizás algo desactualizado. Supongo que se os viene ya la imagen a la cabeza.
Aquí se viene a comer marisco y pescado y el plato más reputado es su salpicón de marisco que, por supuesto, pedimos. Es un salpicón suntuoso, sin variantes que distraigan, todo marisco y de buena calidad. Está muy bueno.
Complementamos (éramos cuatro) con una merluza a la gallega, buena, pero un puntito pasada de punto y un rodaballo a la plancha, bien, rico, pero sin más.
Tienen una carta clásica de vino, con los clásico de la zona (solo miré los blancos), a precios bastante ajustados (Do Ferreiro Cepas Vellas a 42 euros fue lo que pedimos). Copas de chiringuito de playa, desconozco si tiene otras, pero entre que soy vergonzoso y que detesto molestar, no dije nada.
Buena RCP, todo esto y con un vino de 42 euros, salió por poco más de 150, lo que hace un precio ajustado, aunque comimos poco.
Había que visitarlo, por su fama y por su salpicón, pero no creo que repita.
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Pues chico, a mí esas atmósferas como la que tan bien has definido, como de decadencia temprana, me cautivan, sobre todo si son norteñas. Y ya si le unes el tema balneario, como ese Hotel Balneario de Cestona…
No sé, no sé qué tienen que me vuelven loko, muy pokito a poko.
Y esos aromas como a humedad, a maderas nobles raídas, a flores marchitas. Esas amplitudes. Esas luces tenues, esas enormes sombras…
Ahí viviría yo, en un hotel de esos.
Juer, que tonta me he puesto.
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