Teléfono: 960835223
Ubicación: C/ del Buen Orden, 10 46008
Valencia (València)
España
Horario: Abre todos los días de la semana
Momentos: Comida
Tipo de cocina: Arroces, Asador, y Valenciana
Web: https://barcassalla.es/
Precio medio: 50.00€
Tapa, bebida, producto estrella: Tapas valencianas
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Tras Bar Mistela, La Sastrería y Bar Cremaet, el exitoso Grupo Gastroadictos, emprendió hace unos meses su última aventura, Bar Cassalla.
Se encuentra en Arrancapins, frente al Mercado de Abastos, y ocupa un magnífico local de 700 m2, con una espectacular barra, una zona de mesas altas, una sala en dos alturas, un reservado, y una gran y llamativa cocina vista. Me gustó mucho que la pared principal de la sala estuviera abigarrada de posters-láminas publicitarias de célebres bares españoles, homenajeando de este modo el concepto de bar que Bar Cassalla defiende tan decididamente.
La propuesta culinaria corre de la cuenta de Quique Barella, que para mi desgracia (era fan) cerró ya hace años Q de Barella, pero para suerte del Grupo Gastroadictos es su chef ejecutivo.
La citada propuesta es muy ancha, y, sin perder el alma de bar, abarca desde los bocadillos para el esmorzaret y las típicas tapas valencianas, alguna actualizada, hasta pescados, mariscos y carnes, pasando por una chacinería de calidad y laterío premium, a lo que hay que añadir arroces, y por último lo que más le diferencia de Bar Mistela y Bar Cremaet (La Sastrería es otro rollo), las brasas.
Ante tamaña oferta empezamos un poco despistados, pero nos centramos, recordamos a qué habíamos venido (a por tapas y raciones tradicionales de calidad), y pedimos, al centro:
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• Buñuelos de berenjena a la llama con romescu
• Croquetas de cigala
• Ensaladilla rusa Cassalla
• Sepia con mahonesa
• Albóndigas de ibérico con tallarines de sepia
• Tortilla de patatas cubierta de callos
• Tarta de coulant de chocolate
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Y, bueno, como era de esperar vista la trayectoria de este grupo y su chef ejecutivo, salimos muy contentos.
Ricos los buñuelos, las croquetas, y la sepia con mahonesa; original la ensaladilla rusa Cassalla, con ventresca en una de sus mitades, huevo duro picado en otra, y patatas paja integradas en la rusa; brutales las albóndigas con tallarines de sepia, plenas de sabor, con un fondo viscoso muy concentrado, y bien contrastadas con esas casi crujientes tiras de sepia; y el plato que más me llamó la atención de inicio, y que salió el último, la tortilla de patatas cubierta con callos, era yo ansia viva tras el recuerdo esa mítica tortilla de la Bodega del Riojano en Santander… bien sin más, quedó muy lejos de la cántabra. La tortilla, correcta, la abrieron por su superficie, delante de nosotros, para posteriormente depositar encima una cucharada de callos, que estaban también correctos, pero a la jugada le faltó por todos lados la salsa de los callos, nos los pusieron muy secos como se puede apreciar en la foto, faltaba esa salsa viscosa y sabrosa como la de la Bodega del Riojano bañando toda la tortilla y dándole sentido al plato. Pero aún así, la disfruté mucho, la tortilla de patatas y los callos hacen una pareja de baile maravillosa.
La carta de vinos me sorprendió por su amplitud (quizás demasiado centrada en Valencia, Rioja y Ribera del Duero) y tomamos un soberbio Guímaro Camiño Real 2020 Ribera Sacra D.O., un coupage de variedades tintas gallegas.
El servicio, la mar de agradable, proactivo, y muy desenfadado tal como pide este local.
No me defraudó Bar Cassalla, un lugar para disfrutar desinhibidamente, al que volveré pronto para, entre otras cosas, probar sus brasas.
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