Ubicación: Carrer Mestre Vicent Alonso, 33
Godella (Valencia/València)
España
Código Postal: 46110
Teléfono: 960300145
Horario: Cierra los lunes. Noches abre jueves, viernes y sábados.
Menciones:
Tipo de cocina: Arroces, Internacional, y Tradicional
Te puede interesar: Con parking, Con reservado, y Con terraza
Web: https://restaurantegurugu.es/
Precio estimado: 40,00€
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Se encuentra en la parte más alta de la zona del polideportivo nuevo de Godella, tres o cuatro calles encima de Babú y de Aperitivo Bar.
Lleva abierto desde finales del 2019, de ahí que yo no lo conociera pese a frecuentar la zona y me sorprendiera tanto cuando me lo describieron.
Han convertido una antigua finca, enclaustrada entre chalecitos y pareados que se abigarran en las estrechas calles, en un pedazo de restaurante. No esperábamos encontrar eso ahí, es como un oasis al que accedes como digo desde una angosta callecilla.
Las instalaciones son muy guapas, y tienen varios ambientes: sala, terraza descubierta, terraza cubierta, child out, reservado… no le falta de nada. La decoración es ecléctica tanto en diseño como en materiales, con un resultado espectacular. La terraza, con unos toldos como de vela marina, es una delicia, muy solicitada, claro.
Aquí se nota que no han reparado en gastos, se ha efectuado una fuerte inversión, y está todo muy bien organizado. Una vez dentro, comprobamos que tenían parking, ya lo sabemos para otra vez.
La carta es, como la decoración, ecléctica. Están especializados según parece, pues así se publicitan, en Arroz y Brasa, pero puedes encontrar casi de todo, es realmente amplia. Entrantes de todo tipo, variedad de pescados y mariscos, de carnes, de arroces… conviviendo creaciones actuales con otras realmente clásicas, mediterráneas e internacionales.
Decidimos seguir el rollo y pedir de modo ecléctico 😉 todo para compartiresvivir, aunque como era de noche no pedimos arroz y no nos apetecieron brasas:
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– Croquetas de bogavante
– Buñuelos de bacalao con all i oli y piñones
– Cocochas de merluza albardadas
– Puntilla con romescu
– Huevos revueltos con atún Balfegó curado
– Steak tartar
– Crepê Suzette
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No puedo decir que cenáramos mal, ni mucho menos, pero tampoco que saliéramos enamorados, ni mucho menos.
Tanto a las cocochas como a las croquetas como a los buñuelos, les pesaba quizás demasiado el rebozado, la puntilla estaba rica pero llevaba algo de tierra, los huevos revueltos con atún Balfegó curado estaban sabrosones, tal vez la curación había quedado subidita de sal. El steak tartar, preparado en la mesa, con la carne ya picada en cocina, estaba bueno también, le faltaba esa pátina amalgamada integrada que hace que sea top, y la crepê Suzette, que como el steak fue también preparada en mesa, muy buena, demasiado dulce, aunque bien es cierto que esa generosidad con el azúcar glas es lo que posiblemente provocó que la emulsión de zumo de naranja y licores estuviera melosa y acariciante, una textura de locura.
En cuanto al servicio, hay una buena dirección, están bien organizados, interconectados todos con auriculares. Buena dotación de efectivos, gente maja (por cierto, también ecléctico, varias nacionalidades, unos con oficio y otros aprendiendo, unos de corte clásico y otros modernotes). Servicio rápido y ágil, eché en falta para este tipo de establecimiento un poco más de mimo, un poquitico más de pausada dedicación personalizada, y menor sensación de velocidad, algo que se apreciaba mucho cuando ibas al servicio y veías el trajín que se llevaban tras bambalinas.
Como una vez oí decir a un navarro cuando abrieron el Guggenheim de Bilbao, mejor la lata que los espárragos, pero no quiere decir en este caso que los espárragos no estén buenos, lo que ocurre es que no tienen el nivel de la lata, que es top.
Repetiré un día, pero a mediodía, a probar el arroz y brasas, seguro que ahí se lucen, pues según parece es su especialidad.
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