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Modern European Bistro, se titulan.
Y de antetítulo: seasonal dishes and natural wines.
Creo que con la foto y estas palabras ya es bastante información para el ojo entrenado. Es decir, un restaurante modernito, que lo mismo podría estar en el barrio de Poblenou en Barcelona, en Copenhague, O en Williamsburg, NYC.
No obstante y pese a la indudable falta de terroir de estos sitios, me resultan agradables, se suele comer apañado y se bebe rico, si te gusta el tema (si buscas Malleollus o vinos envueltos en una rejilla metálica, no es tu lugar).
Oscuro e incómodo, como mandan los cánones, vamos a lo comido y bebido:
– Carpaccio de apionabo, levadura de cerveza y vinagreta de nuez. Delicioso. El apionabo, que nunca había comido así, cortado en finas láminas y cocinado, supongo, pues estaba caliente y tenía una textura que recordaba a la pasta wanton. La salsa, a tope de umami, cómo dicen ahora. 3.700 HUF, 9,5 euros.
– Carne curada portuguesa (era una especie de cecina) con requesón, cítricos e higos. Estaba rico, pero menos sorprendente. No tradujimos bien y esperábamos otra cosa. Precio similar, no recuerdo.
– Hamburguesa de pastrami. Bien, rica, sin más misterio. Igual precio.
– También pedimos un pan de nosequé con mantequilla.
Para beber corta, pero apañada, carta de vinos naturales de diversas regiones incluyendo algún español. Nos tiramos a lo local y bebimos un fresco kadarka de la bodega Sziegl Pince de la zona de Hajos (al sur del país).
En resumen, un lugar agradable, con cocina dizque contemporanea. A un precio de unos 75 euros en total.
Me gustan estos sitios de platitos pequeños y baratos que permiten probar más cosas sin saciarte. De todas formas los platos eran pequeños, pero contundentes.
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