Productor: Cooperativa del Campo Aceitera - España
Tipo de producto: Aceite
Procedencia/Origen: Villarejo de Salvanés (Madrid)
D.O./Zona/IGP:
País: España
Precio medio: 0.00€ / Unidad
Elaboración: AOVE sin filtrar procedente de un coupage de aceitunas de las variedades manzanilla, carrasqueña, cornicabra y picual, todas ellas de olivares de la Comunidad de Madrid y recolectadas entre noviembre y diciembre.
Premios: Medalla de Oro DUBAIOOC (Dubai Olive Oil Competition) 2022, y otros muchos más
Web: https://www.aceitesposito.es/
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De este “aceite de cooperativa” madrileño, de Villarejo de Salvanés, un coupage sin filtrar de manzanilla, carrasqueña, cornicabra y picual, lo primero que destaca es su impactante color.
Verde lujurioso, reventón, muy llamativo, sin siquiera un atisbo de dorado o similar. Verde que te quiero verde.
Y opaco. Y muy denso.
Juer, qué maravilla de tarjeta de visita, te prepara la cata o ingesta y de qué manera. Por eso las catas de aceites son siempre con vasos oscuros, porque es que viendo este color es imposible que no te guste luego. Y a la inversa, otros colores más decaídos o poco prometedores, te sugestionan para lo contrario. Claro que, lo mismo podríamos decir de las catas de vino o cerveza por ejemplo, nunca he entendido por qué ese distingo.
Pero este Pósito, no te engaña, qué va, porque es que está de morirse.
Espera, o quizás sí confunda un poco, porque esperas más #cañaalmonoqueesdegoma, más picor, más amargor… y lo que te encuentras es un AOVE fino fino filipino. Sabroso, sí, pero delicado, sabroso, sí, pero equilibrado, sabroso sí, pero elegante. Elegante en nariz y en boca.
Extraordinario.
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Me interesa tu percepción del color del vino en la calidad del mismo.
Es cierto que en copa negra cambia mucho lo que se percibe.
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Pues con mucho gusto le daré mi bisoña opinión.
Yo creo a muchas personas la fase visual de la cata, que lógicamente es la primera, en ocasiones les predispone y marca las siguientes para bien o para mal, generando expectativas a la alza o a la baja, que luego se superarán o no alcanzarán y por tanto el resultado será muy diferente al de no haber estado condicionado por la fase visual y haber acometido la fase a ciegas.
Al que le gustan los vinos poderosos y exultantes de fruta y se encuentra en la visual con capa baja y ribetes atejados… arruga el morro. Al que le gusta frescura y ligereza y se encuentra con un vino grueso, glicérico y negruzco… arruga el morro. Y lo contrario en ambos casos claro.
Pero bueno, no creo que te esté contando nada que tú no hayas valorado.
Yo al principio era un defensor acérrimo de la cata a ciegas, que ésta se basara solo en aspectos organolépticos, en el sentido de no conocer nada del vino antes de catarlo, y un amigo que sabía mucho más que yo, me contra argumentaba que el vino es cultura y por tanto en la cata había que conocer previamente la historia ese vino, de dónde venía, el tipo de suelo, si los alisios pegaban por la mañana o por la tarde, cómo estaba vinificado, la historia de la familia y el pedigrí de la abuela materna del bodeguero.
La verdad es que hubo debates apasionantes al respecto, y con el paso de los años ya no tengo tan claro que defienda la primera. Depende de qué buscas, si un disfrute sensorial o un disfrute cultural o ambas cosas.
Pero a la hora de catar, puntuar, reseñar y valorar un vino profesionalnente, sí que considero que debe ser a ciegas.
Me he ido por las ramas de Úbeda, pero creo que es que tienen aspectos similares lo que me has preguntado y esta segunda línea que he incorporado.
Te respondo directo al final de todo el rollo: sí, creo que el color del vino influye en la percepción de la calidad del mismo, teniendo en cuenta siempre, claro, qué es la calidad en un vino para ese catador o consumidor, cuáles son sus gustos subjetivos.
P.D.: perdona por la mala redacción pero te he contestado dictando por voz y siempre cambia a la redacción, al menos en mi caso.
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Creo que no le faltaba razón a tu amigo. Aunque tampoco te falta a ti en lo de la cata a ciegas para la valoración.
En lo que no estoy muy de acuerdo es en la primera respuesta, que era lo que yo quería preguntarte. Para mí el color tiene 0 importancia en la valoración (subjetiva) de un vino. Me gustan más unos colores que otros, pero no me importan nada en el vino.
He bebido los vinos suficientes para darme cuenta de que hay tintos oscuros que luego tienen 10 grados y son cuchillos en boca (como algunos Rías Baixas) o tintos claritos con 14,5 grados y potentes como los barolos. Eso en cuanto cualidad. En cuanto a calidad, creo que tiene mucha menos relevancia el color del vino en esta.
Y es gracioso que sin haberlo nombrado en mi pregunta se esté hablando de vinos tintos. Ay, ese tintocentrismo.
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Ya ya, no me refería a ti, hablaba de “muchas personas”, entre las cuales no te incluía jeje.
Sip, lo del tintocentrismo, así es, además de que me viene a la cabeza primero, me parecía más fácil ilustrar mis argumentos con los tintos. Ojo, pero, si sumas, como toca, los espumosos blancos al apartado blancos, bebo más blanco que tinto.
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