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Lo que sucede conviene. Porque no era aquí donde tenía pensado comer ese día; ya os lo contaré en otro momento. Pero el coscorrón en cuestión hizo que tuviera que buscar dónde comer ese día, y había pasado por delante de este restaurante un rato antes, y me pareció curioso, ahí, en plena curva, que tenía pinta de que lo mismo podías echarte un algo al buche. Y como el plan torciose, pues pensé que tardaba menos en venir que en lamentarme.
Pues ¡ qué estupenda sorpresa ! Desde fuera barruntas que será un barcín, con su barra y algunas mesas, pero oye, que barra tiene, pero tiras pa’dentro ¡ y tres salones que gastan ! Enormes. De primeras tienes que decidir si vas a comer el menú del día o a la carta, porque en función de eso irás a un salón u otro. Yo, ya metido en harina, dije que carta.
Salones tradicionales del todo. El mobiliario y la decoración. Con sus yuntas, calientacamas de esos de picón, palas y cestas del frontón… Que cuando oí a foráneos vecinos de mesa, anglófonos en gira turística con guía muy local, que querían pedir “bruschetta with pommodoro and prosciutto” casi saltó para decirles que “¡ Por Krypton que no coméis hasta que digáis correctamente el nombre de tres de esos archiperres y su uso, copón !”
Bueno, pues al asunto del comer. Que miras la carta, y a poco que te guste la comida tradicional se te empieza a poner una sonrisilla de marrajo de arenal que es pa’verla. Y yo ahí vi biutiful mandanga que agarrar.
Vaaaaamos con unas pochas con sus sacramentos. Sacramento testimonial, eso sí, pero es que las pochas estaban buenísimas. Adeplús un plato de esos que si te caes en él, y sales, te convalidan segundo de natación en aguas abiertas. ¡ La viryin qué plato como pa’dos personas y media !
Sigo con unas manitas con boletus. También generoso plato en que las manitas vienen deshuesadas, y acompañadas de enooooormes boletus loncheados (laminados no, ¡ loncheados !); y todo ello con una salsa para rebañar bien rebañado con pan.
¿ De postre ? Habíamos quedado que el balón al pie, ¿no? Pues tradición: Riquísimo goxua en formato ¿pastel? ¿tarta? Quiero decir, que no es de los de formato natilla, es de los otros, pero eso, riquísimo.
Pues este inesperado encuentro, que me arregló el día que venía torcido, junto con agua y el pan, claro, que somos personas civilizadas, fueronse a unos felices 42 EUR.
Nota: Vino hay. Coperío mediano-bien. Pero ni fava del continente y contenido de su bodega, que tenía yo mucha ruta que rascar.
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