Raclette Factory


Teléfono: 41442610410
Ubicación: Rindermarkt 1 8001
    Zúrich
    Suiza
Horario: Abre todos los días de la semana
Momentos: Comida
Tipo de cocina: Tradicional y Otra
Web: https://www.raclette-factory.ch/spanisch
Precio medio: 36.00€
Tapa, bebida, producto estrella: Raclette

Valoración media :  
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1 stars   0
3 estrellas de 1 valoraciones
Valoración 3 3
Relación calidad-precio 3 3
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Un comentario sobre “Raclette Factory

  • el 25 septiembre, 2022 a las 00:38
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    De entre las 10 o 15 cosas que hay que hacer si solo estás un día en Zúrich y quieres aprovecharlo, 2 son impepinables: pasear por el barrio medieval Niederdorf, y comer una raclette. Nosotros que somos mu listos, matamos dos páparos de un tiro y nos comimos una raclette… en el barrio medieval de Niederdorf, además en su callejuela más bonita, Rindermark, donde también se encuentra el Café Voltaire, abierto por Hugo Ball, fundador del dadaísmo (y yo toda la vida pensando que había sido Tristan Tzara).

    Junto con Swiss Chuchi, que también está en esa zona, es uno de los lugares populares más recomendados de la principal urbe helvética para tomarte una raclette. Fuimos primero a Swiss Chuchi, más clásica la estética y el servicio, estaba abarrotada, tanto la terraza (aún lloviendo) como el interior, esperamos unos minutos en la puerta, nos dieron mesa, pasamos con un avinagrado camarero y nos pretendió meter a mí y a mi hija pequeña, que es más alta que yo, en un espacio mínimo, en una pequeña mesa para dos… donde ya había dos, o sea, codo con codo y apretujados con dos desconocidos. Le dijimos que nasti de plasti, que chao cacao, y fuimos a probar suerte en Factory Raclette. La hubo.

    El local es más informal, todo el interior de madera con detalles modernotes, muy agradable. Y… lo que son las cosas, después de esperar también unos minutos en la puerta, nos dieron una mesa de cuatro… para nosotros dos, ¡toma tiza, Gorostiza! Estuvimos la mar de a gusto, aunque algo inquietos porque no paraba de llegar gente y gente y gente, y a todos les iban buscando hueco. Mi hija y yo nos estiramos “haciéndonos más grandes”, dejamos mochilas, chubasqueros y tal en las dos sillas sobrantes… y coló, jeje (y eso que aquí también mezclaban en las mesas comensales de diferentes grupos).

    ¿Adivináis que comimos? ¡Bingo!

    Aquí las raclettes son como exprés, no te sacan el artefacto a la mesa, te la haces tú y patatín patatán, no. Aquí tú la pides y te la traen hecha, sale tal como podéis ver en la foto de abajo. Eso sí, puedes o bien crearte tú tu raclette personalizada, con los quesos e ingredientes que desees, o pedir alguna que ya tienen ellos diseñadas. Pedimos consejo a un camarero (yo creo que era el encargado) muy majo, espitoso y políglota, y nos dijo que nos aconsejaba dos raclettes predeterminadas diferentes (“Heidi” y “Clara”) para ir probando. Añadimos un aperitivo y un postre, y así quedó la cosa:

    —————
    • Salsiz
    • Raclette Heidi
    • Raclette Clara
    • Tarta de queso y arándanos en vaso
    —————

    Bien, todo gustoso: el salsiz era como un fuet, una salchicha suiza que se deja secar y se ahúma, casi no nos la acabamos, muy grande; la raclette Heidi contenía queso Raclette, patatas asadas, cebolletas y pepinillos; la raclette Clara, a base de queso Peter, queso Alpöhi, cubos de pan, cebolletas y pepinillos; y la tarta de queso en vaso, ni buena ni mala sino todo lo contrario.

    Las raclettes, pues una un poco más intensa y potente que la otra, una con cubos de pan, y otra con patatas asadas, pero muy similares. Bueno, pues nada, ya hemos comido una raclette en Zúrich, una cosa rica, no es para tirar cohetes, pero rica. Servida de este modo pierde el puntazo de la liturgia de las palas, fundirte tú el queso, poner arriba las verduras o carne en la plancha y esas cosas que dan “calorcito”, pero por otro lado te la puedes tomar en poco tiempo y aprovechar el día. Y rica, como decía, está.

    De beber, una jarra de Valaisanne, una lager suiza, y de vinos iban muy, muy cortitos, vamos, creo que había para elegir dos tintos, ambos suizos, y otros tantos blancos, suizos también, tratados sin miramientos.

    El servicio, pim, pam, pum, hiperdinámico, a meter gente y facturar, pero con buen rollito, buen ambiente, alegría de vivir.

    Un concepto muy actual, rollo street food de las raclettes, que incluye el take away: swiss tradition urban style, me gustó el slogan.

    Valoración 3
    Relación calidad-precio 3

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