El Tronky



Ubicación: Barrio el Muelle
       Pedreña (Cantabria)
       España
Código Postal: 39130
Teléfono: 942500018
Horario: Abre todos los días de la semana
Menciones:
Tipo de cocina: Asador
Te puede interesar: Con terraza
Web: https://asadoreltronky.com/
Precio estimado: 40,00€

Valoración media :  
5 stars   0
4 stars   0
3 stars   1
2 stars   0
1 stars   0
3 estrellas de 1 Valoraciones
Cocina 4 4
Servicio 3 3
Local 3 3
Servicio del vino 3 3
Relacion calidad-precio 4 4
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Un comentario sobre “El Tronky

  • el 9 septiembre, 2020 a las 19:35
    Permalink

    No exagero si digo que fui al Tronki porque me lo recomendaron dos de las fuentes más fidedignas de Cantabria gastronómicamente hablando. “En Cantabria sí, pero en Santander no hay costumbre de asar los pescados en restaurantes, no hay asadores… cógete la balsa y vete al Tronky, lo hace muy bien” me dijeron.

    Y yo que soy muy bien mandao, para para allá que fui. La experiencia es muy chula, porque está en Pedreña, al otro lado de la bahía. Pillas un barquito encantador (“la balsa”) desde Pereda, y te deja justo en el Tronky. En 20 minutitos, qué gozada además de travesía, qué vistas, qué maravilloso es el Cantábrico y qué bonita la bahía de Santander.

    Tiene dos turnos, a las 13’30 y a las 15’00h, optamos por el primero, con miedo de que se nos quedara corto el intervalo, pero por fortuna no fue así.

    Se trata de un asador humilde, un edificio de una planta sin encanto aparente alguno, pero limpio, luminoso y cuidado. Tiene como tres zonas: interior, un especie de “pre-terraza” y terraza cubierta. Nos ubicaron en esa pre-terraza, con ventanas a la terraza, y estuvimos tan ricamente. Dominan los tonos blancos y azules marineros, alternan sillas de madera con bancos corridos, buena separación entre mesas, algo a lo que ahora le doy más importancia que nunca por motivos obvios.

    La carta, pues eso, mariscos y pescados de la zona, pero también alguna carne. Nosotros íbamos a lo que íbamos así que pescado a saco, más aún cuando leímos esta discreta leyenda en la carta-folleto, que por cierto te regalan, es de un solo uso: “Todos los pescados los hacemos a la brasa, tenemos diferentes tamaños y variedades fuera de carta. No trabajamos piscifactoría”. Toda una declaración de intenciones.

    Y así quedo la cosa:

    ———-

    Ensalada / Rabas / Navajas morgueras / Sardinas / Jargo / Besugo / Tarta de hojaldre, nata y crema

    ———-

    Vamos a analizar la comida en dos tiempos:

    La primera parte, aprobado ramplón: la ensalada, buena lechuga, mal tomate (no hay manera, oye); las rabas, correctas; las navajas morgueras, frescas pero con cierto sabor a fango.

    La segunda parte, la importante realmente, sobresaliente. Comenzó a lo grande con unas sardinas top, ¡qué voluptuosidad, qué manera de gosssar! y continuó con un interesantísimo duelo de pescados, primero el jargo, sabroso a rabiar, salvaje de sabor, y luego el besugo, fino fino filipino, elegante, acariciante, sabroso también, cómo no, pero no tanto como ese jargo, que para mí ganó el duelo claramente pese a la superior finura del besugo. Y finalizó con una tarta de hojaldre fabulosa, de todos es conocido lo bien que trabajan el hojaldre en Cantabria, en Santander en particular comía yo hace años tartas de hojaldre y nata muy buenas, ésta estaba a la altura, con una capa de crema. Nos dijeron que la traían de una reputada pastelería de Suesa.

    Carta de vinos, pues justita, algo encuentras, nosotros cubrimos el expediente con un cigales, Ovidio García Pasión Rosado 2019.

    Servicio expeditivo, eficaz, sin contemplaciones, correctos, no derrochaban simpatía.

    RCP, buena.

    Pues eso, que pasas un día la mar de bien, muy recomendable la experiencia, barquito, paseíto, pescadito, otro paseíto, y vuelta al barquito. Eso sí, no vayáis con mucho tiempo, pues o lo venden mal o no hay mucho que hacer. Os cuento, como llegamos con una horita de antelación para dar un paseíto y tal, preguntamos en la Oficina de Turismo de Pedreña (el barco te deja ahí, es donde compras los billetes) que qué había que ver por ahí, y la respuesta fue sorprendente y tajante: “Nada, aquí se viene solo a comer”… ¿Cómorrr? ¿Para eso una Oficina de Turismo? Y además es mentira, hay una playita con un precioso caminito de madera sobre dunas salpicado de campanas azules.

    Valoración media 3 3
    Cocina 4 4
    Servicio 3 3
    Local 3 3
    Servicio del vino 3 3
    Relacion calidad-precio 4 4

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