El Pescador



Ubicación: C/ Tolombredo de Arriba s/n
       Cudillero (Asturias)
       España
Código Postal: 33150
Teléfono: 985590937
Horario: Abre todos los días de la semana a mediodía, noches, variable
Menciones: Recomendado Repsol
Tipo de cocina: Asturiana y Marisquería
Te puede interesar: Con parking y Con terraza
Web: https://www.hotelrestauranteelpescador.com/restaurante
Precio estimado: 35,00€

Valoración media :  
5 stars   0
4 stars   0
3 stars   1
2 stars   0
1 stars   0
3 estrellas de 1 Valoraciones
Cocina 4 4
Servicio 3 3
Local 3 3
Servicio del vino 3 3
Relacion calidad-precio 3 3
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3 comentarios sobre “El Pescador

  • el 11 octubre, 2022 a las 23:59
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    Está situado en un hotel del mismo nombre en la parte alta de Cudillero, encima y fuera del casco urbano, próximo a La Atalaya. El exterior no tiene nada de particular, un edificio blanco y albero de construcción reciente sin personalidad, no me acabó de gustar. El interior sin embargo es cálido, rústico, bien cuidado, con unos grandes ventanales blancos, y equipado perfectamente, destacando los manteles de un blanco impoluto, níveo.

    Se trata de un reputado restaurante de cocina marinera asturiana, conocido por sus excelentes parrilladas, calderetas y arroces a base de pescados frescos, tan frescos como cuentan con una embarcación propia, “La Felisina”, con la que se autoabastecen en la medida de lo posible.

    Para el GastroCamino 2022, lo tenía yo señaladísimo para cenar, algún buen pescadito, marisquito… y ese mediodía comer una fabada por la zona. Pero confluyeron muchas circunstancias: era entresemana, ya casi octubre, y “los de las fabadas” de la zona estaban todos cerrados; por el mismo motivo, El Pescador no abría ya de noche; en El Pescador las mariscadas y las calderetas hay que encargarlas; el día anterior estaban cerrados, por lo que al llamar para encargarlas no obtuvimos respuesta; y por último… en El Pescador, no sólo hacen pescados, también hablaban bien de sus guisos de interior tradicionales, como las fabes por ejemplo.

    Así que fuimos a comer, y a comer fabes, tras una mañana hiper lluviosa (según palabras del dueño de una tabernilla del puerto de Cudillero, “esa mañana llovió más que en todo lo que llevábamos de año junto”) que trastocó nuestros planes deportivos pero que por el contrario nos permitió, en un extraño respiro atmosférico, dar un relajado paseo por la maravillosa y cercana playa de Aguilar.

    Conociendo la generosidad de las raciones asturianas, fuimos, “consensuadamente”, muy comedidos al pedir, tres raciones para compartir para tres comensales, quedando así la comanda:

    ———-
    • Fritos de pixín
    • Fabes con almejas
    • Fabada asturiana
    ———-

    Resultó apañada la cosa, con ese capricho de primero y esa degustación de fabes de segundo: el pixín estaba rico, me encanta este plato, los “fritos de pixín” que llaman ellos, aunque los he probado mejores, por cierto que la primera vez que los tomé en mi vida fue hace como 25 años aquí, en Cudillero; las fabes con almejas, muy finas, sutiles y bien cocinadas, un plato muy redondeado; y la fabada asturiana, evidentemente con más fuerza que la anterior preparación, pero también muy fina, destacar la clase de este legendario tipo de alubia que no siempre encuentras ni con calidad ni en su mejor momento, no fue el caso de El Pescador, en ambas versiones estaban óptimas, soberbias, como decía, y repito, porque no encuentro otro adjetivo mejor, muy muy finas, tiernas y enteras, delicadas, con la piel presente pero de modo casi imperceptible, y la pulpa sabrosa, carnosa, cero harinosa, casi se deshacía, pero la tersura de la piel impedía su desparrame. Bien, bien, bien.

    No quiero ni pensar como estarían las dos recomendaciones del día: “Chipirones de potera del día rellenos en su tinta” y “Bonito del Cantábrico guisado con patatas”, me quedé con las ganas, otra vez será, a cambio me dormí una siesta liviano, liviano, como un general, y tras una preciosa caminata por La Atalaya, me cené un “cachopo a la plancha” en El Carbayu que no se lo saltaba un gitano.

    La carta de vinos, muy clásica, esperaba yo más en este apartado, muy “rancia”, no recuerdo bien ni qué bebimos, unas copitas de godello de aperitivo, y quizás fuera un Azpìllicueta para los principales.

    Tenemos excusa para volver: las calderetas, las parrilladas y los platos del día (los arroces, los perdonaré).

    Valoración media 3 3
    Cocina 4 4
    Servicio 3 3
    Local 3 3
    Servicio del vino 3 3
    Relacion calidad-precio 3 3

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