Para ofrecer las mejores experiencias, utilizamos tecnologías como las cookies para almacenar y/o acceder a la información del dispositivo. El consentimiento de estas tecnologías nos permitirá procesar datos como el comportamiento de navegación o las identificaciones únicas en este sitio. No consentir o retirar el consentimiento, puede afectar negativamente a ciertas características y funciones.
El almacenamiento o acceso técnico es estrictamente necesario para el propósito legítimo de permitir el uso de un servicio específico explícitamente solicitado por el abonado o usuario, o con el único propósito de llevar a cabo la transmisión de una comunicación a través de una red de comunicaciones electrónicas.
El almacenamiento o acceso técnico es necesario para la finalidad legítima de almacenar preferencias no solicitadas por el abonado o usuario.
El almacenamiento o acceso técnico que es utilizado exclusivamente con fines estadísticos.
El almacenamiento o acceso técnico que se utiliza exclusivamente con fines estadísticos anónimos. Sin un requerimiento, el cumplimiento voluntario por parte de tu proveedor de servicios de Internet, o los registros adicionales de un tercero, la información almacenada o recuperada sólo para este propósito no se puede utilizar para identificarte.
El almacenamiento o acceso técnico es necesario para crear perfiles de usuario para enviar publicidad, o para rastrear al usuario en una web o en varias web con fines de marketing similares.
Oye, pues vaya sorpresón que me llevé.
Se trataba de una convención profesional, éramos unos 35, primera noche en Salamanca… No sabía ni a qué restaurante íbamos, ni lo miré en el programa, porque la verdad, este contexto me generaba pocas expectativas.
Pero ya al acercarnos, ahí, en el mismo centro de Salamanca, a 1 minuto a pie de la Plaza Mayor y vi que el grupo iba entrando en un restaurante con una fachada chulísima en un edificio con solera, y como con aire de restaurante al detal, no de BBCs, mi interés se fue acrecentando. Y más aún cuando al entrar me fijé que en la puerta estaban los carteles de 1 Sol Repsol, Recomendado Michelin y “Mejor Restaurante de Castilla y León 2023” concedido por la Academia de Gastronomía Castellana y Leonesa (de la que yo formé parte en otra vida)… ¡oño! Y todavía más una vez dentro, porque vaya local guapo. Una sala abovedada, de piedra, ladrillo rústico, mobiliario de madera, mesas impecablemente vestidas, preciosas fotos de temática taurina… Todo como muy auténtico y original, aunque se percibe claramente que se ha efectuado una reciente reforma. La iluminación es maravillosa, lo que, junto a lo comentado, provoca una atmósfera deliciosa, es que se está realmente a gusto.
Nos acomodaron en cuatro mesas, con 8 comensales aprox cada una, con lo cual ya se perdió el “aire de convención” totalmente.
Nosotros teníamos un menú concertado, pero eché un ojo furtivamente a la carta y era muy atractiva, respirando clasicismo y tradición con pacatos toques de actualidad.
Nuestro menú consistía en unos entrantes y primeros cerrados, y un segundo a elegir entre estas apetitosas opciones: Presa de cerdo Ibérico carrasco / Solomillo de Morucha / Canelón de carrillera de vaca glaseado, salsa perigord y puré de patata / Merluza a la donostiarra. Yo, fiel a mis principios de consumir cositas de allá donde vaya, opté, por la morucha, cómo no. Y así quedó la cosa:
—————
• Tabla de quesos de la zona
• Tomate de Tudela con ventresca
• Chipirón del día a la parrilla con fideuá crujiente y salsa de su tinta
• Solomillo de Morucha
• Torrija de brioche caramelizada con helado de yogurt
—————
Bien, pues los entrantes y primeros, correctos sin más, pero el solomillo de morucha, espectacular, cómo lo disfruté. Se trata de una raza bovina autóctona de la zona, también conocida, en menor medida, como “salmantina”. Un animal “templao”, proporcionado, de tamaño medio, color bien negro, bien cárdeno, y el morro pigmentado. He comido morucha en varias ocasiones (la primera, inolvidable, hace tropecientos mil años, acompañada de una ensalada de “maruja”) y siempre ha estado soberbia.
Su oferta de vinos, a la que también eché un ojo, es amplia y variada. Nuestro menú contemplaba un godellito del Bierzo que estaba chisposo y jacarandoso, El Zarzal 2023, y una solvente tinta del país de Ribera del Duero, Carmelo Rodero crianza 2022, servidos en buenas copas.
Servicio con oficio y pulcramente uniformado.
Volveré un día a El Mesón de Gonzalo y me solazaré bien en esa carta, porque tenían unas cositas que me llamaban a gritos (vi unas “manitas de cerdo deshuesadas con oporto y boniato trufado” que…)
You need to login in order to like this post: click here