La Senda Tapas


Teléfono: 0
Ubicación: C/ Lorente 17 5005
    Zaragoza (Zaragoza)
    España
Horario: Cierra lunes y domingos noche
Momentos: Aperitivo y Cena
Tipo de cocina:
Web:
Precio medio: 20.00€
Tapa, bebida, producto estrella: Huevo senda

Valoración media :  
5 stars   1
4 stars   1
3 stars   0
2 stars   0
1 stars   0
5 estrellas de 2 valoraciones
Valoración 5 5
Relación calidad-precio 4 4
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3 comentarios sobre “La Senda Tapas

  • el 23 marzo, 2019 a las 12:12
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    Para entender bien el concepto de esta taberna recomiendo encarecidamente leer el comentario anterior a este, de @lair, en el que lo explica a las mil maravillas.

    Se trata del bar de tapas que ha montado La Senda, un restaurante de cocina imaginativa de mucho éxito en Zaragoza.

    En él puedes encontrar tapeo clásico o la sección de “Tapas de autor” en la que el chef David Boldrich despliega buena parte de su creatividad. Sin dudarlo me sumergí en las de autor, probando tres:

    Ceviche de atún con salmorejo y helado de pimiento rojo / Manitas de cerdo en tempura sobre crema de coliflor y katsuobushi / Huevo cocinado a baja temperatura, crujiente de jamón, hongos, bechamel de cebolla y miel y ceniza de patata con tinta de calamar

    Extraordinaria esta manera de tapear, esto es alta cocina en miniatura, un privilegio para Zaragoza tener entre sus ruta de tapeo este local en el que por 4€ puedes degustar estas delicias. Entre ellas, la última que he nombrado, que es conocida popularmente cono “Huevo Senda” y fue una de las creaciones culpables, quizás el estandarte, del éxito del mencionado chef.

    Lo único que no me convenció es la ubicación, un poco a desmano, y el local, algo frío y desangelado, pero el ambiente y el servicio entusiasta lo tamizan.

    Un must en el tapeo por Zaragoza.

    Valoración 5
    Relación calidad-precio 5

  • el 23 enero, 2019 a las 08:25
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    El restaurante primigenio es uno de esos fenómenos gastronómicos que se dan cada muchísimo tiempo. Inicialmente situado en el barrio de Torrero, se popularizó años atrás por una cocina creativa al alcance de todo el mundo, sin estrellas, sin lujos y un local chiquitito, donde podías disfrutar de un menú degustación de temporada (y única opción) con cierta creatividad, buena técnica, aunque con productos más bien humildes para que las cuentas cuadrasen (creo recordar que en sus inicios rondaba los 30€, bebidas aparte), el boca oreja llevó a que su fama trascendiese de los ámbitos gastronómicos, y le llevase a ser conocido como “El Bulli de Barrio” – Supongo que por alguien que jamás estuvo en El Bulli, y de hecho, tengo mis dudas de que quien así lo bautizó, haya pisado ni tan siquiera una estrella Michelin-, aun con todo, muchísimo mérito para David Baldrich. En esos inicios, rara era la temporada que no lo visitaba, reservando, eso sí, con al menos 2-3 semanas de antelación. Pero como digo, su fama fue creciendo, y cada vez era necesaria mayor antelación, así que inversamente proporcional a esa antelación de reserva, fueron disminuyendo mis visitas por imposibilidad de prever la disponibilidad.

    La última vez que lo intenté, allá por septiembre del 2017, con el fin de ir en noviembre de ese año por el cumpleaños de mi madre, no tenían disponibilidad en fin de semana (entre semana no existe dicho problema) para casi ninguna fecha de 2018, sí, 2018. Y tras este prólogo entro en harina.

    Su versión de tapas, llevará abierto ya un tiempo, aunque primero por desconocimiento, y después por falta de memoria u oportunidad, no ha sido hasta que se ha trasladado a esta nueva ubicación (más cerca de mi casa), cuando he podido acudir.

    Las tapas son lo que se espera, la cocina típica de La Senda, llevada a la micrococina, con mayor o meno acierto, pero que lo convierten en un sitio casi único en la ciudad, creatividad muy bien llevada, con algunos platos mejores que otros, que que en el peor de los casos, cumplen a un nivel alto. Probamos toda la carta de más elaboración, a razón de 4€ la tapa. También disponen (aunque son pocos) de algún platillo más tradicional para los menos atrevidos (para los rarunos que sean llevado a la fuerza por el grupo de amigos, vaya) como choricitos a la sidra, bravas o callos.

    Local agradable, con mesas altas, y tamaño razonable. Servicio muy amable, y en especial de 10 para el que nos sirvió, que tuvo a bien, invitarme a una ración de callos (sensacionales) ya que no conseguí convencer a nadie más a pedirlos.

    En cuanto al vino, tiene el mismo problema que siempre tuvo el original, queda muy por debajo de la cocina.

    De las mejores barras de la ciudad sin duda.

    PS: Como mi madre no ha estado aun en el original (que se ha trasladado por cierto, y ahora no debe haber tan, tan difícil reservar), cogió mesa el año pasado para este próximo 18 de mayo, y celebrar su cumpleaños un poco tarde (o pronto, según se mire) así que ya daré cuenta de él.

    Valoración 4
    Relación calidad-precio 3

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